Soy la madre de Susana Cambra. Mi hija participa en las actividades de MASNATUR casi desde sus inicios.
Estoy encantada porque para ella MASNATUR es un sitio maravilloso donde lo pasa muy bien y disfruta mucho. Está siempre deseando ir y mirando el calendario de las actividades.
Para mí, esto es muy importante porque, mientras ella está realizando excursiones y actividades de ocio, yo estoy, a su vez, disfrutando el respiro que supone saber que tu hija está pasándolo muy bien. Además, tengo la tranquilidad de saber que está atendida por unos profesionales fantásticos y un equipo de voluntarios maravillosos que se dejan la vida en cuidar y divertir a nuestros hijos.
Pastora Mingot
Madre de Susana Cambra
Hace más de un año que formamos parte de la gran familia MASNATUR, y debo decir que, cuando contactamos con ellos, éramos bastante escépticos.
Teníamos referencias de otra mamá, que nos decía que había una Fundación que organizaba actividades lúdicas y de ocio para el tiempo libre de niños y jóvenes (aunque también existía una sección de adultos) discapacitados, incluso para aquellos que tenían que desplazarse en silla de ruedas. Las actividades podían ser desde un día, un fin de semana, o incluso una semana completa en campamentos totalmente adaptados. Eso ya nos pareció algo idílico, puesto que, aunque sí que habíamos pensado en lo ideal que sería para estos niños que existiera algo así, creíamos que era algo perteneciente al mundo de las ideas, de las ilusiones, no de la vida real. Como tantos padres con hijos con necesidades especiales, sobre todo si existen problemas de movilidad, veíamos que cualquier intento de que nuestros niños se pudieran integrar socialmente era (nunca mejor dicho) una carrera de obstáculos.
Pero lo que ya nos pareció de todo punto increíble es que los encargados de velar por que nuestros niños se lo pasaran lo mejor posible, además de atender a sus necesidades más básicas, eran voluntarios, gente que comparte su tiempo libre, su alegría y buen hacer con nuestros niños, haciendo que se sientan queridos, comprendidos, que tienen un grupo de amigos con el que se lo pasan en grande.
Y es aquí donde la palabra AMIGO adquiere todo su significado. Algo que, en principio, parece algo sencillo cuando se cuenta (todo el mundo tiene amigos, se puede pensar), es todo un mundo aparte de lo cotidiano: no es sólo que “la mitad de mi tiempo es para ellos”, como reza su eslogan, sino “yo doy lo mejor de mí, incluso si no se si mis amigos se dan cuenta de ello, porque en algunos casos no me lo pueden decir”; es decirse ”tengo que ser positivo y ver siempre lo mejor de mi amigo para poder potenciarlo, sin importarme el esfuerzo que me supone” o “me compensa lo que recibo a cambio, aunque sea una sonrisa”. ¿A cuánta gente conocemos dispuesta a darse de esta forma?
Víctor (y estoy segura de que todos estos niños tan especiales) saben que esta relación con sus amigos también es especial y auténtica. Por ello, está deseando que llegue el momento de ver a Segundo, a Natalia, a Jose, a Nora, a Carol, a Noelia, … a todos y cada uno de sus 157 amigos. Y, cuando está con ellos, se vuelve hacia nosotros y nos manda a casa. Es su forma de decirnos: “Os podéis ir tranquilos, estoy en buenas manos, estoy con mis amigos”. Y nosotros nos vamos con la seguridad de que va a disfrutar y de que va a ser completamente feliz.
Pues sí, todo esto puede parecer algo idílico, un milagro en una sociedad como la nuestra. Pero podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que los milagros existen. ¡Gracias, MASNATUR, por hacerlo posible!.
Adolfo y María José, padres de Victor Aparicio
IMPRESIONES DE UN VIAJERO EMPEDERNIDO
Desde que hace seis años entré en el CAMF de Leganés, he sido un viajero habitual con Masnatur, incluso desde los tiempos que se llamaba Minusválidos en la Naturaleza. Sólo he faltado cuando me he ido de vacaciones o alguna rara ocasión.
En general, el balance es muy positivo y enriquecedor. En todos los viajes he aprendido algo incluso de los que menos me han gustado.
Entre los que más me han gustado y han dejado un buen recuerdo han sido: el último a Ávila, de dos días, y el primero que hice con vosotros al Nido del Águila, en Chapinería. También tengo un gran recuerdo de las visitas al Museo Naval y a la exposición de Egipto en el Canal o el viaje a la Sierra Norte de Madrid. Por último, otro viaje que me impactó fue la ida a Salamanca, también de dos días de duración.
Otro de los aspectos positivos es conocer a personas que me han hecho pasar muy buenos momentos y me han permitido hacer nuevos amigos; también, la labor de los voluntarios, que ha sido magnífica.
No podía faltar la mención a las horas de convivencia tan agradables que he pasado y esas sobremesas en las que algunos tahúres hemos dado rienda suelta al vicio del mus, organizando partidas muy disputadas en las que daba igual el sitio o si había que improvisar la mesa con las neveras de la comida; hasta en algunas ocasiones, hemos tenido el correspondiente tapete verde.
En resumen, siempre tendré un recuerdo muy agradable de las salidas que he hecho con vosotros y volvería a repetir.
Manuel Beneitez
Grupo de adultos
Me llamo Gema López Gómez, tengo 21 años, soy paralítica cerebral de nacimiento, tengo muchas dificultades de manipulación, pero con el ordenador me defiendo bastante bien.
Por mi problemática, he tenido bastantes dificultades. En principio, estuve en una guardería de la Comunidad de Madrid; como era muy pequeña, no tuve problemas en ella, pero con el paso de la edad surgieron. En primer lugar, fue en un colegio de integración donde estuve cuatro años, pero cada vez era más difícil el integrarme entre mis compañeros, no arrancaba con la lectura, éramos veinticuatro niños en la clase, dos con problemas, yo con parálisis cerebral y otro niño con espina bífida.
Ante la problemática surgida en este colegio público, mis padres se plantearon llevarme a un colegio de Educación Especial, y al final, se decidieron por el Centro Bobath, en el cual he terminado el ciclo de Primaria.
Me he encontrado durante los doce años que he estado en este colegio, totalmente integrada, he aprendido a leer, escribir y desarrollarme, hacer amigos entre mis compañeros. He pasado al Centro de Día, en el mismo lugar, donde he comenzado estudios de ESO a distancia para personas adultas. Entre mis compañeros en el Centro Bobath, conocí a José Antonio, Kiki; fue él quien me habló de la Fundación.
He salido en muchas ocasiones con la Fundación por Madrid, a museos, jardines, parques y otros sitios. He estado con la Fundación en el campamento de verano de la Granja, en Segovia, en dos ocasiones, la última el pasado verano. No he podido asistir a más campamentos porque estuve operada de escoliosis de columna, me pusieron una prótesis pero, al final, después de aguantar casi dos años de rechazo, me la tuvieron que desmontar de la columna; lo he pasado mal por el problema de las infecciones, pero al final estoy aquí.
La gente de la Fundación es magnífica, se han portado de diez, tanto en las salidas por Madrid como en el campamento, he coincidido con monitores/ras, excelentes, lo he pasado bomba, sobre todo en el campamento, que es donde mas tiempo hemos convivido juntos.
La Fundación Minusválidos en la Naturaleza, me ha aportado conocer a gente nueva, relacionarme con ellas y salir en verano con otras personas diferentes a los padres o familiares.
Gema López. Grupo de niños-jóvenes
Somos padres de una chica de 29 años que padece, accidentalmente, parálisis cerebral desde su nacimiento. Esta circunstancia cambió totalmente la dirección de nuestra vida, más aún al ser la primera hija y contar con unas edades bastante jóvenes.
Durante dieciocho años de su vida, Emma se relacionó siempre con la gente de su colegio, al que se adaptó perfectamente desde el primer día. Al final de cada curso hacían salidas a albergues o granjas-escuela, entre otras actividades, y no tuvo nunca ningún problema, pues es una persona muy sociable. Conocimos la Fundación a través del colegio y nos pareció muy interesante para que cambiara de “ambiente” y no estuviera siempre con las mismas personas, sus profesores y su familia, y así enriquecer sus experiencias.
Tuvimos una entrevista previa para conocer los antecedentes de Emma y su actual comportamiento y, a partir de ahí, empezó a salir con ellos los fines de semana y algunos sábados y domingos completos. El primer día que se fue estuvo bastante triste, lógicamente, porque no conocía a nadie y era la primera vez se iba sola fuera de casa, pero la vez siguiente se adaptó perfectamente, y desde entonces, cada vez que le decimos que si quiere ir con la Fundación, contesta con una sonrisa y su “sí” especial. Para nosotros fue un respiro, pues tenemos otros dos hijos, que contaban entonces con 13 y 2 años, y así nos permitió darles otras atenciones que también ellos necesitaban y que con su hermana nos es imposible realizar, como por ejemplo y entre otras cosas, ir a caminar al campo o montar en bicicleta, aunque ellos están concienciados del problema que hay y nunca se quejan.
Finalmente, volvemos a agradecer el esfuerzo que hace la Fundación y reconocer que desde que estamos con ellos nuestra vida “respira” mejor.
Gracias a todos por el cariño y el trabajo dedicado a nuestros niños.
¡Hola! Mi nombre es Elena, y quienes me acompañan en esta foto son mi madre Marta y mi perro Niko. Ah! mi padre Antonio es el que esta detrás de la cámara… y el resto de mi familia me ayuda a escribir estas líneas!!!
Ya son casi dos años los que llevo perteneciendo a esta gran familia “Masnatur”, y no creáis que fue fácil; primero tuve que convencer a mi familia para que me dejaran formar parte de una asociación, y la segunda, y mas difícil, encontrarla. Estuvimos meses buscando, y siempre nos encontrábamos con algún inconveniente: que si es muy joven, mayor, que si estar en silla de ruedas es un problema,… Pero de repente, un día una amiga nos recomendó “Masnatur”; desde aquel momento, no pasó más de una semana en la que tuve mi primera entrevista y desde entonces, no me pierdo ninguna actividad de la fundación.
En estos años mi vida ha cambiado y mejorado en muchos aspectos: he ganado en madurez, autonomía e independencia del núcleo familiar, autoestima, sociabilidad, y lo más importante, los muchos amigos que he hecho.
La vida de mi familia también ha cambiado, la fundación les ha proporcionado un “respiro”. Durante todos estos años, sus vidas han girado en torno a mí, han tenido que estar siempre conmigo por las necesidades de ayuda que necesito y por el miedo de dejarme sola. Ahora están aprendiendo a vivir solos, algo complicado cuando se lleva mucho tiempo con una rutina, pero poco a poco lo van consiguiendo…. ya casi se han recorrido media Europa con mis escapadas de fines de semana y campamentos de verano!! Además, han podido integrarse en un grupo de amigos y salir sin ningún tipo de preocupación, porque saben que estoy en muy buenas manos.
Aunque esto es muy importante, para mi familia no dejo de ser su “niña”, y lo que más valoran por encima de todo es mi bienestar, y ellos están muy felices de verme a mí disfrutar con mis nuevos amigos.
Por último, aprovechamos para daros las gracias a todos los que formáis “Masnatur” por el bien que nos hacéis; y sobre todo mil gracias a los voluntarios que están día tras día con nosotros, haciéndonos pasar unos ratos inolvidables.
Elena Delgado
Es para mí un gran orgullo participar en vuestra revista este año para expresaros mi vivencia en las actividades de la Fundación. Me llamo Luis Alfonso Sierra, aunque la gran mayoría me conocéis por “Chicho”, y pertenezco al grupo de adultos de MASNATUR. Tengo parálisis cerebral de nacimiento, con un 77% de discapacidad, a pesar de lo cual llevo una vida bastante parecida a alguien que no tenga ninguna discapacidad. Tengo 44 años y desde hace 20 años trabajo en la Asociación de Minusválidos de Iberia, como administrativo.
Hace unos doce años me independicé y tengo la gran suerte de vivir en mi propio piso, totalmente adaptado a mis necesidades. Vivo con mi pareja, también discapacitada, y todo ello lo conseguí a base de tesón, mucha, mucha fuerza de voluntad y gracias, sobre todo, a mi familia y a los grandes amig@s que he tenido la suerte de tener, que siempre me han tratado con mano dura en el buen sentido de la palabra y que siempre me han visto como uno más, sin ningún tipo de discriminación ni de consentimiento por el hecho de tener una minusvalía.
Gracias a mi novia, descubrí la Fundación y para mí ha sido una magnífica experiencia el hecho de participar una vez al mes en las excursiones y visitas culturales que realizan, además de reencontrarme con viejos amigos que hacía mucho, mucho que no veía. (Juanjo, esto va por ti. Je, je).
Cuando, poco a poco, te vas haciendo mayor y tus padres más aun y los amig@s también van haciendo sus vidas, se van casando, tienen hijos, etc, etc, te das cuenta de que puedes contar con ellos un poco menos en los ratos de ocio, en los fines de semana, como lo hacías antes y ahí es donde para mí la Fundación Masnatur juega un papel muy importante.
Yo, que siempre he sido un gran amigo de la naturaleza y de la cultura, gracias a la Fundación las tengo más cerca y sobre todo más accesibles porque, como siempre he dicho, : “Naturaleza y Cultura, muy bellas, pero poco accesibles”.
No quiero olvidarme de los voluntari@s que, con vuestra entrega y buen hacer, sois en unos casos nuestros brazos, en otros, nuestras piernas y, en todos los casos, un espejo donde reflejarnos, olvidando de qué brazo o pie cojeamos cada uno…
Y ya me despido, ¡Hasta pronto! , desde este mirador pirenaico adonde, ¿por qué no? Espero volver, pero esta vez con vosotr@s.
Abrazos
Luis Alfonso Sierra
¡Hola!. Soy Carmen Soria, tengo 56 años y vivo en la residencia de Leganés, porque padezco parálisis cerebral.
Participo desde hace años en las actividades que organiza MASNATUR y estoy muy contenta, tanto con las excursiones como con los voluntarios. Recuerdo, en especial, la última vez, cuando estuvimos en Cosmocaixa, en Alcobendas, viendo un globo aerostático y escuchamos una interesante conferencia sobre clases de nubes y otros fenómenos meteorológicos. Luego, en un jardín de cipreses una gigantesca estatua de dinosario nos hizo compañía mientras comíamos nuestros bocatas en un bonito día de sol.
También estuve con vosotros en Aranjuez, en La Granja, en el antiguo matadero de Arganzuela, en los jardines del AVE, en Atocha. En fin, una larga lista de lugares.
No tengo palabras suficientes para expresar lo agradecida que estoy a la gente voluntaria: Julio, Jorge, Alicia y otros muchos.
Bueno, no sé qué más decir. Sólo, muchas gracias por vuestro cariño y comprensión y que nos veamos en muchas ocasiones más.
Un abrazo.
Carmen Soria, Beneficiaria del grupo de adultos
Cuando era pequeña, participaba más frecuentemente en las actividades de la Fundación (hace unos 5 ó 6 años que llegué); ahora, no voy demasiado, ya que estoy estudiando y me tengo que repartir el poco tiempo libre que tengo para estar con mis amigos.
Para mí participar y encontrarme a voluntarios que están dando su tiempo por estar conmigo, al igual que con otros chicos, es una sensación increíble, un REGALO. Es una labor muy bonita la que hacen; es gente extraordinaria la que está allí para que todos estén bien; podría nombrar a un montón de voluntarios, pero son tantos que no tengo papel para hacerlo; aparte de que, cada día, está llegando gente nueva que se engancha.
Les doy las GRACIAS a todos y a cada uno de los voluntarios con los que he estado en las distintas actividades.
Además de las actividades habituales de la Fundación, he participado en un proyecto Europeo del que hay muchas cosas que contar, pero resumiré. Ha sido una experiencia que sirvió para que la gente con la que nos encontramos se diera cuenta de las dificultades que tiene una persona con menos capacidades, en cuanto a movilidad. En estos últimos años, ha habido mejoras en cuanto a accesibilidad de edificios, metro etc., pero todavía queda mucho por hacer. La sociedad se está empezando a sensibilizar, pero va con pasos muy lentos.
Hola, me llamo Rocío, tengo 29 años y desde hace 8 estoy en MASNATUR. Yo estoy afectada de “parálisis cerebral”, porque nací sietemesina y no podía respirar bien y me hice daño en el coco y no puedo andar. La vida para gente como yo no es fácil pero, con esfuerzo propio y el cariño de los demás, se sale adelante.
Del cariño de los otros me quería referir aquí en esta carta, que estamos escribiendo mis padres y yo.
He vivido en muchos lugares ya que a mi padre, que es militar, lo han trasladado más de quince veces de sitio. Esos lugares, a veces, han estado fuera de España, por eso he tenido que estudiar también, en inglés y alemán. No me ha faltado el cariño en ninguna parte.
Resulta que ahora soy graduada en la ESO, vivo casi independiente y con un trabajo que me gusta. Pero es en los tiempos de ocio cuando me aburro un poco.
Cuando me enteré que había una asociación (MASNATUR) que se dedicaba a que los discapacitados disfrutaran de la naturaleza, el aire libre y los viajes, enseguida me presenté allí con mis padres y nos aceptaron sin problemas.
A partir de ahí, empecé otra vida. El cariño de todos los monitores, los que dirigen y los voluntarios, está haciendo posible que pueda rellenar ese tiempo de ocio con muchas actividades que antes me parecían imposibles.
Os diré una cosa, así para que no se entere nadie: La gente de MASNATUR no parece de este mundo. Os imagináis que haya gente que generosamente dedique sus fines de semana y periodos de vacaciones a hacer posible que los discapacitados salgamos a disfrutar de playas, montañas y lugares de interés. Pues existen, pero bueno, a lo mejor son ángeles disfrazados de personas normales.
En este tiempo que llevo con ellos, he visto de todo pero, lo más importante para mí es que me relaciono con personas que tienen los mismos problemas que yo, nos ilusionamos, emocionamos y compartimos vivencias que de otra forma no podríamos experimentar. Y, principalmente, he descubierto que MASNATUR es más de lo que he dicho antes, es un grupo de personas donde el cariño es su principal preocupación.
Desgraciadamente, en los últimos tiempos, dicen las “jefas” que ya no se reciben tantas ayudas económicas como antes y que parece que vamos a tener que parar un poquillo o, a lo peor, tendremos que pagar más de nuestro bolsillo. Es la consecuencia de que algunos, que se dicen “normales”, no “ discapacitados” (¡qué paradoja!) han hecho cosas que no debían y ahora ¡todos a pagar el pato!
Yo creo que no debemos permitir que asociaciones como estas se vengan abajo. A nuestro nivel, el de la gente normal que queremos hacer las cosas bien y que confiamos en los demás, debemos hacer un esfuerzo y ayudar un poco con el dinerillo que nos sobre (¿?). Porque no vamos a defraudar a los ”ángeles” que han bajado a la tierra para ayudarnos a los que tenemos capacidades diferentes, para permitir que sigamos haciendo una vida casi normal de ocio, relación y vivencias.
¡Gracias MASNATUR” por vuestra entrega! Que Dios os siga bendiciendo.
Rocío Almagro García & family.